domingo, 26 de abril de 2015

“El Estado soy yo”*



La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente
y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.
Eduardo Galeano

Ya lo sabe el lector pero no sobra repetirlo: la frase del subtítulo (L'État, c'est moi) se le endilgó a Luis xiv, monarca de Francia, también conocido como el “Rey Sol”, autoría que la costumbre convirtió en verdad no obstante que dichas palabras se las atribuyeron sus enemigos para aseguran los exegetas dedicados a estudiar la época “resaltar su visión estereotipada del absolutismo político que representaba”. Lo que sí dijo el tal Luis fue: “Me marcho, pero el Estado siempre permanecerá”, palabras pronunciadas por él poco antes de morir, mensaje-lección que los gobernantes de seis años deberían incluir en su propio decálogo.
Esta sobria y hasta atrevida síntesis de la personalidad monárquica que forjó Mazarino, maestro y protector de Luis desde que éste cumplió cuatro años de edad hasta que se le entronizó, el mismo que le inculcara el sentido de la realeza y la necesidad de anticiparse a la manipulación enseñándole los secretos en el “arte” de utilizar a los nobles antes de que éstos lo manipularan, me resulta adecuada para especificar el talante de Rafael Moreno Valle Rosas, estilo empleado en el ejercicio del poder.
Su educación familiar y preparación profesional hicieron de Rafael un hombre hábil y seductor así como un político consciente de que para llegar a su objetivo (la obtención del poder) tendría que ejercer sobre los demás un control basado en la persuasión primero, y después en el dominio absolutista, precisamente. Logrado esto, lo demás habría de llegar tal y como lo concibió. Así se lo enseñaron en las aulas profesionales, preparación que incluyó los secretos del liderazgo público y las distintas variables para enfrentar con éxito los contratiempos comunes en la lucha política (plan b, método c y fórmula d). Para ello se valió de su talento y también del apoyo adicional de Luis Maldonado Venegas, el político veracruzano (igual variopinto), uno de los personajes del grupo cercano al gobernante, en este caso el que los demás morenovallistas consideraron como un ser iluminado.
Con esa panoplia de alternativas arribó al gobierno poblano después de redundo aplicar el plan b. Empero, surgieron los imponderables y se alebrestaron los ciudadanos que durante décadas simularon ser manipulables. La nota discordante estuvo a cargo de los profesionales sin vínculos políticos como los antropólogos, sociólogos, historiadores y contratistas, por citar a cuatro de las actividades relacionadas con la historia y la conservación del patrimonio cultural. También ocurrió en el sector de los trabajadores de su gobierno que sufrieron los recortes salariales y la marginación laboral. Y el tercer grupo lo conformó la burocracia desplazada por el personal traído de entidades lejanas y del Distrito Federal.
Esa pérdida de empleos y en consecuencia del poder adquisitivo local o burocrático, produjeron el rechazo justificado al gobernante, repulsa a la cual se fueron adicionando otros poblanos, incluidos los que habían votado por él, o mejor dicho en contra de Mario Marín y la “burbuja” cuya riqueza, debo repetirlo, fue presumida como si fuese algo “justificable” (los marinistas dijeron que nunca existió la corrupción, quizá porque confiaron en sus “habilidades financieras”). Se transformaron en los nuevos ricos remedo de George Soros quien, valga la acotación, hizo su fortuna influenciado por el filósofo Karl Popper, promotor de las sociedades abiertas cuyas habilidades y visión, además de su fondo internacional de inversiones, le permitieron acumular un gran capital.
Es importante aclarar que algunas de las reacciones apuntadas no aparecieron en los sondeos para calificar el trabajo del gobernador, encuestas que por su tendencia oficialista ocultaron el rechazo natural a la corrupción imperante.
La mecha corta
Gracias a su poder de seducción y a los panegiristas contratados y convencidos ya se verá después, Rafael logró atemperar el efecto de los errores atribuibles a su carácter explosivo. Uno de ellos ocurrió al inicio del sexenio, el día en que públicamente soltó molesto con un tono que pareció amenaza para quienes manifestaron su rechazo a las obras públicas que aseguraron enfáticos aquellos opositores atentaban contra el patrimonio histórico: “¡Se equivocaron de gobernador!”, les espetó.
Si le echamos un vistazo a la historia encontraremos que esas explosiones verbales contrastan con las maneras supuestamente carismáticas de otros gobernadores igual de impetuosos. Me remonto a la historia y ejemplifico con Mucio P. Martínez, cuya actitud y personalidad nos las muestra Atenedoro Gámez, el historiador que escribió lo siguiente en su libro sobre la Revolución en Puebla:
Don Mucio, los hijos de don Mucio, el Manco Mirus, Joaquín Pita, los hijos de Pita, Miguel Cabrera, Chucho García; Popoca, Machorro, Lezama, Márquez, Córdoba. Nombres todos que se pronunciaban con temblores de voz y crispamiento nervioso; que se escuchaban con secreto pavor esperando siempre, tras el nombre, el relato de una arbitrariedad, de un atropello, de un crimen, de una villanía, de una infamia. El estado tenía un mundo criminal de donde extraer cada mañana sus noticias truculentas. Pero en ese mundo cenagoso no había nombres que aprender, ni actores ocasionales. Siempre eran los mismos: don Mucio o cualquiera de sus allegados o parientes; es decir, don Mucio, cuando no por culpa propia y directa, por el delito civil y canónico de omisión.
El “ligero parecido” desde luego incruento de Rafael iii con Mucio, se exacerbó por una causa que resulta absurda para estos tiempos de intensa y expedita comunicación: el pretendido control de la información mediante el añejo recurso de eliminar periódicos porque resultan incómodos, o debido a que reitero la prensa fue considerada “pueblerina, rústica, estorbosa e inservible”; la “chusma” cuya presencia podría haber alterado el exquisito entorno aristocrático de la Puebla rafaeliana.

* Parte de uno de los capítulos del libro de mi autoría La Puebla variopinta. Si le interesa adquirirlo estoy a sus órdenes…
@replicaalex
acmanjarrez@hotmail.com