martes, 20 de mayo de 2014

Moreno Valle, en el piquete dejó el aguijón



Por Alejandro C. Manjarrez

La actitud de los panegiristas de Rafael Moreno Valle, obliga a reflexionar sobre lo que parece una conspiración de altos vuelos. Una conjura que incluye la manipulación del poder y el menosprecio a la inteligencia, incluida la que se manifiesta en las redes sociales y los medios de comunicación que nunca podrán ser comprados o alquilados.

Bastó el triunfo pírrico de Gustavo Madero Muñoz para que esos aduladores dijeran: el gobernador de Puebla será el próximo presidente de México. Vaya arrebato. Es obvio que la superficialidad predomina en las plumas y voces contratadas ex profeso para que halaguen a quien podría retribuirles por endulzar sus oídos y acariciar su ya de por sí manoseado ego. En fin…

Enseguida leerá usted por qué digo lo que digo en estos momentos en que los decires son producto de los dichos promovidos por quienes han hecho de la bobada su modus vivendi. Y sí, se trata de eso, un galimatías político cuya explicación puede ser tan obvia como el proyecto que ha emboletado a decenas de aspirantes deseosos de ser amigos cercanos de quien suceda a Enrique Peña Nieto. De ahí que consideren la coyuntura como una grandiosa e irrepetible oportunidad.

Pero como dicen los clásicos, empecemos por el principio:

Rafael incluyó a Gustavo en su proyecto personal desde el momento en que concluyó el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa. Acción Nacional había perdido y caído al vergonzoso tercer lugar, circunstancia que a Moreno Valle le permitió presentarse como el salvador que pondría al servicio de los panistas su influencia natural y, obvio, los recursos económicos y humanos bajo su arbitrio, incluidas las redes electorales que había venido construyendo desde que fungió como secretario de Finanzas y Desarrollo Social de Melquiades Morales Flores, su maestro en ese tipo de lides. Por ello Madero no tuvo empacho en dejarse querer y, en algunos casos, llevar agua a su molino valiéndose de los “burritos” del morenovallismo electorero. Abrió su mente norteña para adoptar sin remordimiento ni vergüenzas los consejos y/o recomendaciones que pudo haberle hecho el war room de Casa Puebla. Por ejemplo:

Cambiar el método de elección interna con la intención de conservar el control del partido, después, claro, de reducir o limpiar el padrón panista (entre menos burros más olotes, hubiese dicho Porfirio Díaz, detractor del tío abuelo de Gustavo).

Lo que Madero concibió motu proprio, tal vez consultándolo con el daimon de la familia, fue aprovechar su participación en el Pacto por México, decidido a propiciar el consenso que necesitaba Enrique Peña Nieto y, en consecuencia, negociar la reforma política, cambios que al final de cuentas proyectaron su liderazgo. Esto último le hizo indispensable ante el poder presidencial, útil en el proceso de las modificaciones constitucionales y, al mismo tiempo, un político confiable para el proyecto de Peña-Videgaray-Osorio.

Logrado el éxito en ése su propósito político, empezó a quitarse el lastre que significaba la dupla senatorial conformada por Ernesto Cordero y Javier Lozano Alarcón. Usó su autoridad partidista y retiró del liderazgo a quien era y es su crítico y detractor; sabía que, de acuerdo con el proyecto calderonista, Cordero se convertiría en su adversario en la lucha por el control del PAN. Captó, pues, que en esta contienda contaría con el apoyo moral del Presidente de México en cuya expresión sonriente suele ocultarse la incomodidad y rechazo político que sin duda captó el senador Cordero.

Rafael Moreno Valle también lo supo y con esa confianza (tal vez hasta sugerencia de Bucareli) puso a las órdenes de Madero el equipo electoral que incluye el control de muchos priistas, perredistas, panalistas y otros variopintos ubicados en varios membretes políticos. Incluso, cuando los diputados del blanquiazul vinieron a Puebla, usó su encanto para seducirlos ofreciéndoles desde su amistad hasta el apoyo que requiriesen en momentos de crisis políticas, existenciales y económicas (este último punto fue en mensaje subliminal, obvio).

Todo este llamémosle barullo político equivale a quemar pólvora en infiernitos debido a que la presidencia de Madero sólo durará quince meses. O sea el tiempo suficiente para el acomodo de candidatos a la diputación federal (2015), acción en la que Moreno Valle meterá su mano (necesita ampliar el grupo de corifeos). Después, distintos pajaritos cantarán y otro será el dirigente de un Partido dividido por tanto manoseo.

Felipe Calderón podrían andar por ahí aconsejándole a sus amigos: “Déjenlos, que nos den por muertos. Como dijo MacArthur: regresaremos para quitar la plaza a quienes nos traicionaron”.

¿Rafael Moreno Valle? 

Hay les platico.

Mientras les adelanto que el gobernador de Puebla emuló a las abejas porque en el piquete dejó el aguijón.

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