miércoles, 9 de octubre de 2013

Puebla atípica



Por Alejandro C. Manjarrez

La poblana es la entidad del país ajena a los señalamientos de los partidos políticos que pugnan por la creación del Instituto Nacional Electoral o de Elecciones (INE). El argumento o considerandos de quienes promueven ese digamos que histórico cambio, gira en torno al control que sobre la autoridad electoral ejercen los mandatarios. Dicen que los procesos han sido inequitativos debido a que cada gobernador impone y maneja a su arbitrio a los miembros de los organismos electorales, así como a los magistrados que conocen de las quejas y/o denuncias locales.

Si le echamos un vistazo a la prensa poblana (la no controlada), veremos que lo mismo ocurre en Puebla, pero con algunos detalles que la hacen una entidad políticamente atípica y por ende ajena a los señalamientos que inspiraron lo que posiblemente supla al IFE. Confirmaremos asimismo que Puebla es tan extraña que ningún partido nacional la ha mencionado en su discurso argumentativo a favor de la creación INE, precisamente. Y tan especial que en el ejercicio del poder su gobernante incluye a consejeros, diputados, magistrados, dirigentes políticos y desde luego elecciones.

¿Está mal?

No, si partiésemos de que el poder se ejerce y no se comparte.
Sí, si tomásemos en cuenta que a los “políticos” locales les ha dado por lamer complacidos la brida que les puso el titular del poder Ejecutivo.

Y natural, si considerásemos que Puebla se maneja de acuerdo con la estrategia y programas generales ideados por talentosos abogados y politólogos, cuya asesoría y consejos obedecen a la teoría combinada con la experiencia y el pragmatismo que contiene algunas dosis de perversidad.

Por ello, por el ingenio e idoneidad de los asesores del mandatario (think tank), ha resultado exitoso el proyecto-estrategia que empezó a funcionar antes del inicio de la actual administración, mismo que incluía los cambios y adaptaciones legislativas que hicieron posible lo que hoy estamos viendo; a saber:

Dos nuevos partidos que comen de la mano del poder.

Dos viejas instituciones políticas que actúan de acuerdo a los intereses del poder.

Un joven partido que superó su crisis política (la de su dirigencia nacional) gracias a su vínculo con el poder.

Cambios constitucionales para hacer cómodo y seguro el relevo del poder, además de prevalente la influencia de su titular.

Un poder Legislativo al servicio y a las órdenes del poder Ejecutivo.

Un órgano de fiscalización atento y dispuesto a apretar las criadillas de los alcaldes cuya autonomía altere las disposiciones políticas y administrativas del Ejecutivo.

Una clase política acostumbrada a vivir a la sombra del poder (ejercido por quien sea), para obtener la venia y el calor político del gobernante que, en este caso, alguna vez fue su aliado, otra su adversario y finalmente su posible impulsor ya sea como correligionario o en calidad de comprensivo y cordial contrincante.

Dicho la anterior concluyo:

No hay duda que Puebla es un estado políticamente atípico. Y que seguirá siéndolo si los legisladores nacionales no logran cambiar el estatus electoral del país para que se cree el INE.

Ahora bien, si el INE supliera al IFE y, en consecuencia, a los Consejos o Institutos estatales, las próximas serían unas elecciones que por ajenas a los controles enunciados, modificarían el esquema sucesorio poblano y, desde luego, las intenciones del grupo cuyo diseño hizo de Puebla, insisto, una entidad políticamente atípica.

Vaya problema para quien ejerce el poder poblano, un hombre que creció, se educó y formó dispuesto a cambiar las tradiciones y costumbres del poder político estatal… y también el nacional.


@replicaalex