domingo, 28 de abril de 2013

La Feria política de Puebla


Imagen tomada de http://laorquesta.mx


Por Alejandro C. Manjarrez
Preguntas para nutrir el pesimismo… o el optimismo, depende.
¿La de Enrique Agüera Ibáñez y Tony Gali Fayad, será una contienda civilizada?
¿Seremos testigos de una lucha ruda, cochina, satánica, mística, lodosa, llena de boñiga?
¿Veremos un duelo de vencidas entre Enrique Peña Nieto y Rafael Moreno Valle?
¿En el fuego amigo de ambos bandos, habrá balas de goma o bombas digamos que inteligentes?
¿Quién ganará: el que tenga la bendición del “Señor de las Maravillas” o el que goce de la protección del Cristo de Chalma?
¿Cuál mano podría ensuciar el proceso, la del “precioso” o la del “hermoso”?
¿Funcionará la Ley del Péndulo para que persista la alternancia en el municipio de Puebla?
¿En qué cuarto de guerra leeremos: “es la economía estúpido”, y en cuál: “no es la economía es la política estúpidos”?
¿La de Enrique y Tony será una lucha de frases o una lucha de clases?
¿Tendremos en Puebla un símil de Maduro y una copia de Capriles?
¿Se validará la sobada expresión: “lo mejor está por venir”, o resurgirá la osada frase: “anoche tuve un sueño”?
¿La elección municipal se judicializará?
Mientras pensamos y apostamos por cuáles serían las respuestas a las interrogantes enunciadas, veamos los rasgos que destacan en los perfiles de Agüera y Gali. Tal vez podamos configurar el escenario electoral que respondería algunas de esas dudas, cuestiones o suspicacias:
Agüera es un académico con visión.
Gali es un pragmático exitoso.
Agüera es estratega natural.
Gali es producto de una estrategia.
Agüera es un hombre de equipo.
Gali es parte del equipo de un hombre.
Agüera es él y su circunstancia.
Gali es fruto de la circunstancia.
Agüera va por todo.
Gali, todo va por él.
Agüera busca el consenso de los poblanos.
Gali consensa la búsqueda de poblanos.
Agüera conoce la pobreza.
Gali reconoce la riqueza.
Agüera es un promotor cultural.
Gali rinde culto a la promoción.
Agüera tiene buen olfato para el dinero.
Gali huele a dinero.
Agüera se hizo político.
Gali fue hecho político.
En este ejercicio digamos que intelectual, si Usted es un redomado optimista tal vez encuentre algunas pistas para definir su voto o simpatía por cualquiera de estos candidatos. Pero si es el pesimismo lo atrapó, entonces quizá descubra o se tope con aquello que puede servir para precisar quién es quién en esta historia que, me atrevo a suponer, hubiese encantado a Norman Mailer o, en un descuido, a Mario Puzo.
Concluyo con el final de mi columna del 19 de marzo pasado (El palenque político de Puebla) rogándole ponga de fondo la música ranchera que le agrade:
Le pregunta el novel jugador a uno de los galleros del palenque:
Oiga, ¿y cuál de los gallos es el bueno?
—El giro, mi amigo. Ése es el bueno —responde el amarranavajas.
El apostador mete todo su dinero al giro y nada que su gallo pierde la pelea. Va a ver al asesor casual y le reclama airado:
—¡Ya ni la jode usted! ¡Me engañó! ¡Perdió el giro!
—No amigo, no lo engañé —contestó el increpado—. Usted preguntó cuál era el bueno y yo le respondí. Si me hubiese preguntado cuál ganaría le habría dicho que el colorado, que es un gallo jijo de la chingada.
Ahora sí hagan sus apuestas.
@replicaalex