martes, 19 de marzo de 2013

El palenque político de Puebla


 
Por Alejandro C. Manjarrez
¿Ya le dieron la luz verde a Enrique Agüera Ibáñez o éste, precavido y estratega como lo es, presentará su dimisión a la rectoría de la BUAP para estar en condiciones de elegibilidad?
Cualquiera de las dos circunstancias es válida. Sin embargo, como se atraviesa el periodo vacacional de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y ante la posibilidad (si acaso no se lo ha dicho el influyente pajarito) de escuchar las “palabras mayores”, Agüera tomó la decisión de adelantar la sesión del Consejo Universitario para que los tiempos no le agarren papando moscas. Esto porque la ley exige que el aspirante a cualquier candidatura renuncie a su cargo público noventa días antes de la elección. En este caso la fecha fatal caerá precisamente en los días del asueto de la Benemérita.
Conociéndolo como se le conoce, es obvio que el rector no daría paso sin huarache. Así que veámoslo ya como candidato del PRI a la alcaldía de Puebla capital. Y además como oponente de Tony Gali Fayad, sin duda el hombre que postulará el PAN.
Si este fuere el escenario tendríamos entonces una contienda llena de encuentros y desencuentros entre dos “civilizados candidatos”. Pero…
Dejo el acartonamiento del análisis político y acudo al símil boxístico porque, supongo, los dos se habrán de pegar hasta con la cubeta mediática:
En este contexto veo a Gali como el fajador que buscará un golpe de suerte para noquear a su rival. Y Agüera se me figura como el estilista que medirá la pelea esperando que su oponente no baje la guardia en pos de cuidarse el rostro dejando sin protección la zona blanda, donde curiosamente podría estar su debilidad. Me explico:
Al todavía rector le han dado todo tipo de golpes bajos, razón por la cual ya está curtido y difícilmente le haría daño su rival cuyo entrenador –hay que subrayarlo– le dirá que dirija sus golpes a esa zona e incluso ordenará a sus ayudantes que pongan en acción todas las mañas posibles. Si esto ocurre el panista recibiría una sopa de su propio chocolate y entonces sí que quedaría expuesto a recibir el golpazo que lo deje con las piernas de trapo y el prestigio en los suelos.
Diría un experto en marketing político: tanto uno como el otro tienen sus negativos. Y puede ser que le asista la razón. La diferencia está en que Agüera los ha resuelto mediática, fiscal y contablemente, mientras que a Gali aún no se los han sacado a la luz pública a pesar de sus presunciones de multimillonario (posee la mejor casa del condado y de la entidad y puede ser que hasta del país).
Ya sabemos que Agüera Ibáñez es un emprendedor que en ocho años logró cambiar el rostro de la BUAP a partir de las calificaciones de organismos nacionales e internacionales, así como de la obra arquitectónica cultural que él concibió y consensuó de acuerdo con los lineamientos de la Ley Orgánica de la Universidad. Lo mismo es del dominio público que es socio de universidades privadas, mismas que sin tener ningún vínculo con la BUAP le han redituado pingües ganancias.
Gali Fayad también es un tipo hacendoso pero condicionado a las instrucciones y directriz de su jefe el Gobernador. No hace nada sin el visto bueno del Jefe.
Otra de las peculiaridades del par, es que Enrique lleva ocho años en el ajo de la difusión del trabajo universitario, en tanto que Tony fue metido en una especie de olla exprés publicitaria. O sea que mientras el primero ha forjado su imagen institucional, el segundo lo ha hecho a la sombra del mandatario poblano.
¿Cuál de estos gallos es el bueno?
Antes de responder con un viejo chiste, le comento que con cualquiera de los dos Puebla tendría un despegue definitivo. Los cuatro años ocho meses que durará el gobierno municipal, impedirían la búsqueda de obras modestas y acciones de relumbrón, como las que hemos visto en el ejercicio municipal que corre. Lo paradójico es que Rafael Moreno Valle podría convivir en paz y en excelentes términos con cualquiera de ellos.
Ahora el chiste:
Le pregunta el novel jugador a uno de los galleros del palenque:
Oiga, ¿y cuál de los gallos es el bueno?
–El giro, mi amigo. Ése es el bueno –responde el amarranavajas.
El apostador mete todo su dinero al giro y nada que su gallo pierde la pelea. Va a ver al asesor casual y le reclama airado:
–¡Ya ni la jode usted! ¡Me engañó! ¡Perdió el giro!
–No amigo, no lo engañé –contestó el increpado–. Usted preguntó cuál era el bueno y yo le respondí. Si me hubiese preguntado cuál ganaría le habría dicho que el colorado, que es un gallo jijo de la chingada.
Así que hagan sus apuestas.
@replicaalex