martes, 23 de octubre de 2012

El karma del Gobernador*

Grafico tomado de la página: www.spiritual-knowledge.net
 
Por Alejandro C. Manjarrez
Antes de justificar el subtítulo que acaba de leer, tomo del sitio Terra (Mafev) la definición-respuesta-propuesta —positiva y sencilla por cierto de la “Ley de causa y efecto”. Edito y transcribo algunas ideas:
En el futuro, propongámonos que por cada acto negativo que provenga de nuestra parte, efectuar un acto positivo con el fin de equilibrar nuestra balanza. La segunda acción es perdonar: debemos hacerlo para ser perdonados. El tercer y último paso es compensar, cambiar el menos por el más; sembrar conscientes de que cosecharemos lo que sembramos.
Parto de ello y digo:
Rafael Moreno Valle Rosas trae un karma muy fuerte. La herencia de su abuelo, para ser preciso. Supongo que a ese legado debe su animosidad hacia los periodistas (la mayoría) y en consecuencia el encono que le impidió actuar con la sabiduría que me pongo romántico plasmó en una frase Pedro Calderón de la Barca, noble, soldado y culto sacerdote: “Vencer y perdonar, es vencer dos veces”.
Recordemos que el general tuvo que dejar el cargo de gobernador precisamente por el reportaje que escribió en Excélsior Manuel Sánchez Pontón entonces reportero, información que una vez publicada le costó a Manolete la golpiza que le dieron los genízaros del gobernante, agresión que por poco lo manda al otro mundo donde, pudo haber sido la orden, tendría que alcanzar a los muertitos de Huehuetlán el Chico. Además de perder la chamba de gobernador, al médico militar no le quedó de otra mas que resistir las andanadas que en líneas ágata y durante su mandato (e incluso en los siguientes años) le dedicara Sánchez Pontón, entre ellas su terrible calificativo: “costal de excremento”.
El agua de los camotes
La herencia de ese reconcomio debe haber producido en el nieto del general y médico, la necesidad de “castigar” a los periodistas quienes dirá allá en su íntima intimidad, frase ésta de su maestro Melquiades Morales Flores, no le dieron el tratamiento que merecía por ser él un hombre “elegido para gobernar y trascender”. Ocurrió la cerrazón oficial y la mayor parte de los medios escritos sufrieron el menosprecio, reacción que compartieron los tunde máquinas que se atrevieron a criticarlo. Con esta su actitud el mandatario sacudió a los periodistas que salvo honrosas excepciones durante dos décadas habían estado blanditos gracias a los convenios financieros y los papachos del poder.
Antes de que Moreno Valle llegara al gobierno (2011), a varios reporteros y columnistas se les retribuía por dizque pegar para enseguida curar la huella con algún comentario melifluo. “Te pago para que me pegues quedito y después me acaricies bonito”, hubiese dicho José López Portillo.
Lo bueno del cambio ríspido que protagonizó Rafael iii, es que mejoró el trabajo de la prensa escrita ya que desapareció la línea editorial (excepto en el diario que se transformó en boletín del gobierno) así como la castrante censura o autocensura. Sin llegar al extremo que indujo a Manolete a responder como lo hizo, los periodistas poblanos sufrieron la “desventura” que, verbigracia, incentiva el ingenio y la sensibilidad de los escritores. Para apoyar el ejemplo exagero con las siguientes frase y paráfrasis: “La neurosis hace al artista, y el arte cura la neurosis”, escribió André Maurois en Tierra de promisión. De ahí que la persecución donde ésta se dé desarrolle los sentidos del periodista y que la verdad se convierta en el único escudo contra la nociva y estúpida cacería.
Así, sin habérselo propuesto, Moreno Valle Rosas sembró en el gremio lo positivo que significa repeler las presiones diseñadas para frenar la libre y auténtica libertad de prensa, ejercicio a cargo de periodistas en pleno uso de su criterio y ética profesionales.
Gracias, pues, al uso inteligente de la libertad de expresión, la mentira y el maquillaje perdieron su fuerza como atenuantes de la información. Asimismo se produjo un fenómeno por demás interesante: bajaron de tono los atentados contra la inteligencia de los lectores. Los periodistas que desdeñaron ese venturoso cambio producto del despertar de la sociedad (las redes sociales), se pusieron de pechito ante la crítica que suele ser satírica e hiriente; se quedaron pasmados en el espacio que es la frontera del desprestigio y la credibilidad.
Ayer inició una nueva etapa en el periodismo poblano, fase que a pesar de incruenta, no es mejor que la de hace cuatro décadas, cuando gobernaba el general y médico Rafael Moreno Valle. Sin embargo, la vertiente judicial adoptada por el gobierno, obliga a los periodistas a responder con inteligencia y hurgar en la administración gubernamental donde ocurre una contradicción sensacional: lo que el Jefe dice con la boca, los subordinados lo borran con la cola.
Es la tarea.
*Ni modo mis queridos y respetados lectores. Las líneas que leyó también forman parte del libro La Puebla variopinta, con un agregado: el último y obligado párrafo.
Tuiter: @replicaalex