domingo, 20 de mayo de 2012

Una de empresarios


Por Alejandro C. Manjarrez
Jesús Dávila Fuentes, entonces director regional del Banco del País, me dijo que los líderes empresariales de Puebla, obedecían a los verdaderos empresarios que nunca daban la cara. “Los que tú ves por ahí criticando al gobierno o a quien se deje –dijo con su estilo directo, norteño, sin pelos en la lengua pues–, son los empleados de los ricos de a de veras, los mismos que les ordenan cómo, con quién y de qué pelearse”.
Me quedé con esa idea o definición, y durante años he observado para confirmar como cierta la observación de Dávila Fuentes.
Recordando aquella confidencia se me ocurrió comparar el resultado de las últimas encuestas que presentan a Rafael Moreno Valle como un gobernante muy bien calificado. Había que medirle el agua a los camotes de la ciencia demoscópica y a partir de ello pregunté a dos que tres de los verdaderos empresarios, qué les parecía el mandatario poblano. Y como si se hubiesen puesto de acuerdo los “pelaos” –cosa que no ocurrió dado que las entrevistas fueron espaciadas y amigables–, en esencia todos coincidieron en sus respuestas.
Pero antes de comentar al lector lo que capté, argumentos que –lo confieso– a mi me sorprendieron, debo aclarar que el trabajo o negocio de los entrevistados (insisto, menos de media docena) en la actualidad producen alrededor de 20 mil empleos y han traído a Puebla varias decenas de millones de dólares. No doy nombres porque esa fue la condición para que hablaran sin tapujos y siguiendo el ejemplo del norteño que refiero en el primer párrafo: sin pelos en la lengua.
Uno me comentó que otro del gremio del dinero estaba tan preocupado ante la posibilidad de que el gobierno le cobrara –y caro– su marinismo, que para protegerse trató de juntar a varios y con su venia y firma hacer un “atento llamado” al mandatario que hasta ayer no los había pelado. En el escrito de marras ellos ponderarían su propio esfuerzo y aportación a la economía local. “La verdad es que todos le dimos la vuelta a la convocatoria porque aún no conocemos bien a Moreno Valle –me dijo–. Y también porque ni nos perjudica ni nos beneficia estar cerca o lejos de él. Finalmente es nuestro dinero el que vale… Y nuestro tema es otro: lograr que venga al estado la inversión privada y además buscar aquello que beneficie a los poblanos, coincidencia que, obvio, favorece a nuestros proyectos y propósitos”.
La opinión que acaba usted de leer coincidió con otra también a favor de Moreno Valle. Dijo el empresario (“sin careo”, fue la condición) que “mientras el gobernador haga su trabajo como lo ha venido haciendo, a la larga Puebla saldrá beneficiada”. Y agregó una paráfrasis a la frase de sir Winston Churchill, criterio que pareciera lisonjear a Rafael: “Nunca antes en tan poco tiempo habíamos visto tal ímpetu por hacer obras importantes. Lo malo es que los constructores locales se hayan quedado al margen. Pero ello resultaría explicable si considerásemos la falta de capacidad técnica de la mayoría”.
El tercero en cuestión fue más “duro”. Sin embargo, estuvo en sintonía con lo vertido por sus congéneres. Sólo agregó que si había que criticar a Moreno Valle, él lo haría por su preferencia al talento externo. Empero, a este criterio adicionó otro con la intención –así lo percibí– de compensar su crítica no obstante que era obvio que iba a contradecirse: “Lo que yo veo en el entorno del gobernador, son hombres de talento y capacidad. Es un principio para poder lograr éxito en lo que te propongas: rodearte de personas más hábiles que tú, siempre y cuando mantengas el liderazgo para que ninguno te rebase y compita contigo”.
El resto de las declaraciones va en el mismo tenor. Lo único que agrego es otra coincidencia: Fernando Manzanilla Prieto. Los cinco ponderaron sus acercamientos y trato amistoso con quien, aseguran, es la cabeza del proyecto transexenal que concibió y dirige Rafael Moreno Valle.
Como dice el clásico: ahí se los dejo de tarea.
Twitter: @replicaalex