martes, 17 de enero de 2012

Gobernante con lustre


Por Alejandro C. Manjarrez
A estas alturas nadie puede negar que el gobierno de Puebla haya impulsado la construcción de obras espectaculares. Es el estilo del mandatario en turno quien, según parece, busca convertirse en un personaje digamos que histórico.
Sin embargo, en el esquema adoptado por Rafael Moreno Valle, existe un problema grave que podría afectar su ambicioso proyecto político. Me refiero a que en semejante empeño parece estar ausente la calidad humana que por obligación y sentido común deben adoptar los gobernantes de cualquier nivel, e incluso, de cualquier país (debería seguir el ejemplo de su maestro Melquiades Morales Flores). Una muestra de ello podría ser la disminución de los salarios de la burocracia poblana; otra, la desaparición de los bonos de productividad; una más, el recorte de personal cuya justificación oficial fue y sigue siendo lo abultado del gasto corriente; y la cuarta, la eliminación de constructoras poblanas, determinación basada en que “no tienen capacidad técnica ni capital suficiente” para afrontar los retos de la obra pública planeada por el gobierno del estado.
Le he dado vueltas al tema tratando de encontrar el fundamento de esas decisiones que afectan a la clase media trabajadora y en muchos casos a las empresas poblanas, fenómeno que –diría un economista no rebuscado y menos aún campanudo– disminuye la capacidad de compra y reduce el circulante en perjuicio del comercio organizado. Lo único que se me ocurrió fue lo que dije en la entrega pasada basándome en la cita de Jorge Volpi (Leer la mente, Ed. Alfaguara): “La literatura no sirve para entretenernos ni para embelesarnos. Nos hace humanos”. Ahora me explico.
Si los que tienen en sus manos el futuro de la sociedad no leen mas que libros utilitarios como El arte de la guerra, es obvio que perdieron su sentido humano y también el humanista, además de vivir alejados de la cultura. Para ellos todo gira en torno al triunfo personal o al sistema económico globalizado que tantos descalabros ha sufrido. Se niegan a consentir que –según lo afirman los gurús de la economía razonada– el capitalismo debe socializarse, teoría (la capitalista) que no cabe en el manejo del dinero público.
Digo y cito que la literatura nos hace humanos porque en muchos casos encontramos en ella la expresión escrita donde suele manifestarse el conocimiento y la cultura de algún autor erudito, que por serlo ya comprobó el efecto positivo de sus llamémosle teorías, historias, tramas, ficciones o argumentos. Sobran los ejemplos ya que esta no es una columna de corte cultural. No obstante, insisto en que si los gobernantes leyeran literatura, aprenderían a escuchar al pueblo antes de que éste manifieste sus estridentes protestas, gritos y mentadas que sacan de quicio y del cargo a los presuntuosos y presumidos políticos.
Pero como ya no es tiempo para adquirir esa costumbre formativa, lo que les queda a los políticos en el poder (los que usted conozca, incluido Moreno Valle) es rodearse de asesores y consejeros cuya función sea, precisamente, la de ilustrar a quienes sólo tienen el lustre que dan los cargos públicos. Pero no para convertirlos en conferencistas magistrales, que conste, sino para que entiendan que sólo son mortales, tanto o más que los indígenas utilizados como estadística gubernamental. En fin.
Lo paradójico del último anuncio de recorte en los salarios de la burocracia estatal (por el momento olvidémonos de los despedidos cuya preocupación es dar de comer a sus hijos), está en que el argumento oficial choca con el dispendio (o si usted quiere inversión) que produjo la propaganda del Primer Informe de Gobierno. A ello súmele el costo de la parafernalia que rodea al titular del poder Ejecutivo, incluido el equipo aéreo, la remodelación del hábitat (Casa Puebla) y todo lo demás que sirve para hacer “productiva” la función del gobernante.
Todas estas circunstancias pasarían a segundo término si el doctor Moreno Valle Rosas fuese un poco más humano. Como parece serlo su mano derecha, o sea su cuñado y operador político, Fernando Manzanilla Prieto. De esto que podría inspirar a un novelista y literato le contaré en la siguiente entrega.
Twitter: @replicaalex