martes, 31 de enero de 2012

Virtudes y defectos de Moreno Valle


Por Alejandro C. Manjarrez
Conozco bien a Rafael Moreno Valle ya que estuve relacionado con alguno de sus proyectos.
Sé que es un hombre de fuerte carácter.
Lo vi actuar manifestándose con la energía –a veces injusta– que suele distinguir a los triunfadores.
Me consta que se comporta como un guerrero dispuesto a conquistar los objetivos basándose en el uso de la inteligencia (la propia y la ajena) y desde luego en el ejercicio y usufructo del poder absoluto.
Como casi todos los poblanos, yo también supe de su deseo y empeño en conquistar la gubernatura de Puebla. Por ello y durante ocho años lo he venido observando con interés periodístico, tanto en su trabajo como en sus acciones públicas.
Estoy al corriente, pues, de las características de él y de sus colaboradores y amigos cercanos, circunstancia que me permite asegurar al lector que hasta ayer éstos eran honestos, leales a la causa morenovallista y además con la capacidad que exige el cargo que se les confirió.
Los tiempos cambian, las personas no
Moreno Valle ganó la gubernatura pero siguió siendo el mismo. Y uso el “pero” porque no ha dejado la actitud del guerrero dispuesto a conquistar sus objetivos, sea como fuere, incluso a costa de su prestigio político. Para él los poblanos también siguieron siendo los mismos; es decir, un grupo al que conquistó para, una vez consolidado su triunfo electoral, tratarlos como vencidos y, por ende, sumisos y subordinados a las decisiones que planeó a un lustro o más de su llegada al cargo que hoy ostenta.
Así, pasado el tiempo, lo que antes de acceder a la titularidad del poder Ejecutivo fueron cualidades, hoy parecen defectos o vicios provocados por la soberbia y el menosprecio que suele atrapar precisamente a los triunfadores.
Insisto: Moreno Valle no ha cambiado su carácter ni tampoco la energía que lo hizo temible o criticable, depende el criterio de sus rivales y antagónicos.
Prevalece su capacidad para seducir a quienes tienen algo que aportar a su causa. Continúa su ánimo guerrero ahora, además, como trasmisor de un germen que sólo contagia a quienes se convirtieron en sus clones en vez de comportarse, valga la figura, como el esclavo aquel que mientras sostenía una corona de laurel sobre la cabeza del triunfante general romano, le decía amable y respetuoso: “Recuerda que eres mortal”
Reitero: es obvio que Rafael Moreno Valle no ha cambiado. El problema, su problema, está en los gobernados que tampoco han cambiado su actitud generacional, modo de ser que lo pone ante una disyuntiva: o se transforma para adoptar las cualidades del estadista, o tendrá que disponerse a enfrentar condiciones que le complicarían la vida, igual como les ocurrió a sus antecesores obligados a dejar el cargo. Es el peligro que acecha a quienes repudian la disidencia, razonada o no.
El convite
Hoy cumple un año. Ojalá que este importante aniversario le sirva para recapitular y recapacitar en las formas que –él lo sabe bien– son el fondo.
Aprovecho este acontecimiento para, a nombre de mis siete lectores, entregarle como presente el texto que le pedí prestado a Rodrigo Borja, académico, investigador, politólogo, enciclopedista y ex presidente de Ecuador, además de autor de la Enciclopedia Política que bien conoce el mandatario poblano:
“Del gobernante se espera no solamente una eficiente administración de los bienes y recursos públicos, sino también el ejercicio de un liderazgo moral fundado sobre un conjunto de virtudes públicas y privadas: energía, inteligencia, bondad, honestidad, serenidad, entereza, solidaridad y valor para hacer frente a las contingencias públicas… Su primera obligación es el interés público. Sus decisiones han de buscar el acierto antes que los aplausos. El espíritu de sacrificio y abnegación debe conjugarse con su fe en las virtudes de su pueblo.”
El pueblo, como bien sabemos todos, además de constituir el poder público, siempre tiene la razón.
Twitter: @replicaalex

domingo, 29 de enero de 2012

El precioso, objeto del deseo


Por Alejandro C. Manjarrez
Mariano Piña Olaya llegó al gobierno con la espada desenvainada. Tenía facturas qué cobrar. Una de ellas: el “fuego amigo” de los priistas empeñados en tumbarle su candidatura a gobernador.
Parte de esa maniobra se basó en el dicho de que el dinero que presumía no era de él sino de uno de sus socios. Su oriundez fue otro argumento: “Es del estado de Guerrero”, dijeron. E incluso alguno de esos detractores aseguró que había sido parte del ayuntamiento de Chilpancingo. En fin.
Piña vio a Raúl Castillo como el operador de esa campaña en su contra. No dijo nada empero se guardó los “agravios”. Una vez al frente del gobierno (pónganme donde hay que yo me encargo del resto), ordenó investigar al jimenista que lo “desprestigió”.
Fiel a sus habilidades de fisgoneo e investigación, Raúl supo a tiempo que su destino estaba marcado porque el nuevo gobernador se la tenía sentenciada. De ahí que se haya cubierto allegándose documentos e información importantes, datos que habrían de protegerlo contra la venganza esperada.
Cuando la pinza estaba a punto de cerrarse, Castillo acudió a Jiménez Morales. Lo puso al tanto de la persecución en su contra. Querían meterlo a la cárcel, dijo, por quién sabe qué cosas. Si Mariano Piña Olaya me hace daño o atenta contra mi familia –soltó a su ex jefe–, daré a la prensa copia certificada de este documento. Y le mostró el cheque millonario que el gobierno poblano entregó a Mariano para cubrir los gastos de su campaña electoral. Así, gracias a ese presentimiento, Raúl dejó de ser candidato a la venganza y en consecuencia conservó su libertad.
Esta breve historia muestra el acuerdo que acostumbraban (y que en algunos casos prevalece) los gobernadores electo y en funciones para hacer más tersa y amigable la entrega-recepción.
La experiencia, modernidad y buen manejo del efectivo indujo a los siguientes gobiernos a cambiar el esquema de apoyos y componendas. De ahí que los relevos de Mariano-Bartlett, Bartlett-Melquiades y Melquiades-Marín, se hicieran encubiertos bajo el manto de la complicidad que surge cuando las cuentas y los números sacuden a quien toma la estafeta. Este estilo que se sustentó en la gobernabilidad, prevaleció hasta que, supuestamente, la alternancia desapareció ese tipo de complicidades.
Los intercambios
Mariano recibió el gobierno de Guillermo Jiménez Morales y nombró como factótum a su hermano Alberto. Bartlett sucedió a Piña y éste la libró gracias al vínculo de ambos: Miguel de la Madrid. Manuel no tuvo problema porque contó con la colaboración de su equipo de expertos en “libros blancos”, además de haber sido relevado por el concertador y amigable Melquiades. Y Morales Flores entregó el poder a una persona ávida de dinero y por ende dispuesta a encubrir primero y después nutrirse de los manejos financieros heterodoxos.
Es obvio que Mario Marín perdió la cobertura que supuso o medio negoció con Moreno Valle, un enemigo cuya seductora sonrisa lo convenció de que le esperaba el paraíso de la impunidad. Sin embargo, se equivocó y, como diría cualquier raterillo, “patas pa´que te quiero”.
Lo anterior me lleva a pronosticar que Marín caerá. La razón: es objeto del deseo producto del proceso electoral que definirá el destino del PAN y el futuro de Felipe Calderón. En ello me baso para decir que el gobierno de Puebla prepara el escándalo mediático que habrá de detonar las denuncias contra Marín y sus hermanos.
Twitter: @replicaalex

miércoles, 25 de enero de 2012

Enriquecimiento inexplicable


Por Alejandro C. Manjarrez
Delito de moda. Deporte nacional y estatal. Sustento para venganzas políticas. Rutina de los servidores públicos y sus cómplices. Motivo de orgullo y presunción. Muestra fehaciente de que el sistema gubernamental está corrompido. Fuente de inspiración periodística. Ofensa social. Contradicción de la pobreza. Ausencia de ética. Antítesis de la moral pública...
Podría seguir con mi catálogo de definiciones sobre lo que produce la actividad más socorrida del México de ayer y de hoy. Empero, como esto me llevaría varias páginas (como las listas de Umberto Eco), mejor lo invito a reflexionar sobre lo que todos vemos a cada rato, ya sea porque pasan frente a nosotros en autos lujosos (muchos de ellos blindados) o bien porque en su interior van mujeres fastuosas, efebos preferidos, cónyuges sufridas, niños asustados y hasta las amantes de quienes antes de ser ricos andaban con el Jesús en la boca. Este espacio, insisto, sería insuficiente para mencionar a todos los que fueron pobres y que hoy, gracias a la corrupción institucionalizada, ya son millonarios.
La frase que cierra el primer párrafo (Antítesis de la moral pública) me obliga a recordar para compartir con usted el dicho del “ilustre” Gonzalo N. Santos, definitivamente un hombre pragmático y tan echado pa´delante como el famosísimo Jefe Diego: “La moral es un árbol que da moras, o sirve para pura chingada”.
No importa dónde se preparó don Gonzalo, uno de los herederos y promotores de los cañonazos obregonistas. Lo curioso es que esa, digamos que su filosofía, haya servido de inspiración a los cientos de millonarios políticos que hay en México, muchos de éstos, financieros de campañas o responsables del paso de la charola cuyo producto (dinero) apoyó a los candidatos a gobiernos estatales o fue útil en el tradicional reparto cochupos disfrazados de colaboraciones a la causa, la que sea pero que sirva para justificar la petición de impunidad. Claro que hay excepciones que confirman la regla o definen lo que podríamos llamar “margen de error”. He aquí una de ellas:
Alguien me contó que la primera “víctima” punible de las acciones justicieras emprendidas por el actual gobierno, antes de serlo pues, le había manifestado su preocupación consistente en justificar el dinero público que usó para apoyar al candidato del PRI del pasado proceso electoral. “Confiaba en que ganaría la gubernatura y me falló –dijo el galeno. Si Zavala no hubiera perdido –se quejó durante el proceso de entrega-recepción– otro gallo me cantara”. En fin, éste puede ser un chisme o tratarse de una inocente confesión.
Lo de aportar dinero para las campañas políticas resulta cosa menor. Lo burocráticamente nefasto está en la costumbre de pagar y cobrar facturas, unas de papel y otras tan morales como la del concepto cuya autoría histórica pertenece al famoso don Gonzalo. Por desventura, ésa suele ser la costumbre o tradición política que al final del día afecta o incide en el presupuesto público. De ahí que no pocas veces podamos confirmar que aquel que financió algo o pagó ciertos gastos a equis candidatos, termina siendo uno de los grandes beneficiarios del gobierno dado que éste le corresponde o reciproca con jugosos contratos y convenios, o incluso devolviéndole el dinero mediante pagos por servicios simulados, ficticios.
No creo errar al decir que si el gobierno estatal emprendiera una campaña contra los que caen en el delito de enriquecimiento inexplicable, primero tendría que prescindir o cesar o meter a la cárcel a varios de sus integrantes cuya riqueza carece de justificación lógica. Y después investigar al resto para saber a ciencia cierta quiénes son los honrados. Correría el riesgo de crearse un problema laboral tan complicado como una huelga de brazos caídos.
El método más eficaz para tener éxito en una acción como la mencionada es, en efecto, indagar en el Registro Público de la Propiedad sobre los bienes inmuebles que se adquirieron en equis plazo así como los notarios que los escrituraron. En seguida hacer un cruce de identidades e información para relacionar esas adquisiciones con el servidor público investigado. Una vez compilados los datos, pedir la colaboración del fisco con la intención de saber cómo se pagó, qué impuestos generaron y si los compradores o testaferros eran o son económicamente solventes.
Además de ese tipo de acciones hay otras menos complicadas dado que el propio gobierno cuenta con los registros inmobiliarios y contables. Verbigracia: la comercialización de los terrenos de la Reserva Territorial Angelópolis. Es bien sabido que de ella se beneficiaron políticos de primer nivel valiéndose de prestanombres. Igual ocurrió con una docena de ex servidores públicos que de clase medieros pasaron a formar parte del grupo de millonarios. Y como la especulación con bienes del gobierno es ilegal, es obvio que esos nuevos ricos también deban ser investigados, denunciados y, en su caso, consignados por el delito de enriquecimiento inexplicable. O incluso el de peculado.
Se ha publicado que existen órdenes de aprehensión contra cuatro marinistas en capilla precisamente por el delito de marras. Está bien porque semejante acción reivindicatoria de la moral pública, obligará al gobierno a eso, a hacer pública y transparente su moral.
Twitter: @replicaalex

lunes, 23 de enero de 2012

Zavala vs Blanca


Por Alejandro C. Manjarrez
“Esos pollos quieren máis”, decía Porfirio Díaz cuando entre su gente encontraba manifestaciones de protestas o inconformidad, si usted quiere y por aquello de las dudas (“mátenlos en caliente”), muy pero muy comedidas.
Pasaron los años y los pollos crecieron hasta convertirse en gallos y gallinas que también se manifiestan, inconforman o protestan valiéndose del escándalo que permiten los medios de comunicación. Ya no en contra de don Porfirio y sus decisiones arbitrarias, obvio, sino enfrentándose a quien ostenta o detenta el poder, en algunos casos también de manera arbitraria. Claro que existe una diferencia: ahora ya no quieren máis sino la influencia gubernamental que en algunos casos han buscado auto construyéndose los cuadros y la estructura que solventa esas sus aspiraciones.
Javier López Zavala y Blanca Alcalá Ruiz representan el gallo y la gallina indexados o modernizados (no hay sentido peyorativo, eh). Cada cual busca el poder basándose en su carrera política y también en la estructura y los cuadros que el tiempo y los cargos públicos o partidistas les permitieron formar. Ella manejándose sin desplumarse (perdón, despeinarse). Y él peleándose con quien sea y en donde sea para conquistar los corrales que hoy forman su patrimonio político.
Dirá el exigente lector: pero los dos perdieron, uno la elección que lo haría gobernador y la otra el prestigio municipal que supuestamente ayudaría al PRI a conservar el municipio de Puebla. Por si lo pensó vaya la siguiente acotación:
En las elecciones pasadas influyeron dos circunstancias. Una fue el desprestigio de Mario Marín. Y la otra la mano electorera de Elba Esther Gordillo. Gracias a esas variables y desde luego a su trabajo personal con los panistas y con otros partidos, Rafael Moreno Valle ganó las elecciones para, apoyado por sus aliados y los traidores del PRI, derrotar a muchos priistas que a priori se consideraron triunfadores. En fin, esto es harina de otro costal o, para seguir con la alegoría, granos de otro máis.
La idea de abordar el tema que usted esta leyendo, surgió de la actitud adoptada por Javier López Zavala: “Si no voy en la primera posición de la fórmula –me dijo después de declarárselo a Fernando Canales–, no seré candidato a senador por el PRI”. Le pregunté si su decisión era definitiva, y él respondió: “Esperaré hasta el viernes para que el CEN de mi partido resuelva mi petición. Lo comenté con Chong (Miguel Ángel Osorio) y éste me dijo que el plazo legal se agota el domingo. Pero yo no esperaré hasta ese día. Insisto: el viernes sabrán si sigo o me retiro de la candidatura priista.”
Después Zavala ponderó su trabajo en el PRI y también habló de su patrimonio político consistente en la estructura partidista–electoral que durante años ha venido formando. E insistió tajante: “Si no voy en la primera posición, me retiro”.
La decisión que tomó Javier López Zavala, obliga a mirar hacia otros de los espacios políticos con la intención de analizar lo que hay detrás o lo que podría suceder. Vea usted:
Después de la rebelión interna en el PRI que produjo el rompimiento con el PANAL, el escenario nacional se presenta con un millón y pico de votos menos para el tricolor, además de la presencia de otros candidatos que en muchos casos no ganarán pero que sin duda le harán un boquete más o menos importante. A esto hay que agregar los sufragios que favorecerán a López Obrador y a Manuel Bartlett, así como la lucha que pondrá en acción el PAN basándose en el desprestigio de algunos priistas como, por ejemplo, Mario Marín Torres.
Ante este panorama se me ocurren dos preguntas, a saber: ¿ganaría Blanca Alcalá sin la participación de Zavala? ¿La ausencia de Javier afectaría en Puebla los números de Enrique Peña Nieto? Me atrevo y respondo: en el primer caso no y en el segundo sí.
Otra contingencia que, dados los tiempos que corren, deben ponderar los políticos poblanos y nacionales, es la posibilidad de que Javier adopte otro partido ya sea para contender por la senaduría o bien para mostrar su “músculo” y así desquitarse de lo que para él es peor que un agravio.
¿Y Armenta y Lastiri?, cuestionarán quienes no estén de acuerdo con lo aquí expuesto. Por si le atino, aclaro y abundo sobre lo que casi todos saben: si los dos son hechura de Zavala, entonces a él le deben lo que lograron en el régimen pasado. Esto porque fueron parte de la estructura zavalista que primero trabajó por la candidatura y después por la gubernatura.
Una última reflexión:
Si Javier decidió lo apuntado líneas arriba es por dos posibles razones: a) no está seguro del resultado electoral y siente que podría perder la fórmula BlancaZavala. Si esto ocurriere y el PRI fuera la primera minoría, la ex presidente municipal llegaría al Senado, pero él no. Y b) de darse el resultado anterior, la sociedad, el pueblo y los priistas lo culparían de la derrota y terminaría su carrera como un gallo muy jugado que acabó sin plumas, sin navajas y hasta sin espolones.
Así está, pues, el corral priista que, diría el misógino e irrespetuoso don Porfirio, parece un palenque con gallos, con amarranavajas y con una que otra polla dispuesta a alborotar el gallinero. Dicha sea esta metáfora, reitero, sin ánimo peyorativo.
Twitter: @replicaalex

domingo, 22 de enero de 2012

¡Se salvó Enrique Agüera!


Por Alejandro C. Manjarrez
Dejemos por el momento la egregia y mediática figura de Rafael Moreno Valle, el gobernador más visto en este mes de enero. Y centrémonos en lo que parece ser una crisis política y moral que propiciará el naufragio de las instituciones de Puebla y del país, ámbito del cual se escapó el rector de la BUAP.
Pero antes de entrar en materia, permítame el lector citar una de las reflexiones que Octavio Paz plasmó en El laberinto de la soledad:
La oratoria se ha convertido en el género literario predilecto de la gente próspera. Más que un estilo es una marca, un distintivo de clase. Al lado de la oratoria y sus flores de plástico, triunfa y se propaga la sintaxis bárbara en los diarios, las inepcias de los programas de televisión americana doblados al español por gente ignorante tanto del inglés como el castellano, la diaria deshora de las palabras en altavoces y radios, la cursilería empalagosa de la publicidad –toda esa asfixiante retórica a un tiempo nauseabunda y azucarada de gente satisfecha y aletargada por el mucho comer. Sentados sobre México, los nuevos señores y sus cortesanos parásitos se relamen ante gigantescos platos de basura florida. Cuando una sociedad se corrompe, lo primero que se gangrena es el lenguaje. La crítica de la sociedad, en consecuencia, comienza con la gramática y con el restablecimiento de los significados…”
Vemos pues que las palabras de Paz parecen haberse escrito con la idea de enmarcar lo que está ocurriendo en gran parte del territorio nacional. O peor si consideramos que no obstante el tiempo trascurrido (sesenta años), las cosas siguen igual que antes. De ahí que tengamos varios políticos y candidatos (o aspirantes a serlo) enredados en su palabrería rústica, hueca y en algunos casos tecnocrática; personajes de la vida pública cuya cultura se limita a dos libros utilitarios, cuando mucho; gobernantes empeñados en trascender no por su obra y respeto al mandato popular y a la máxima Ley, sino por lo espectacular de sus iniciativas personales y de gobierno; y pactos, convenios y alianzas –afianzadas o rotas– que muestran el deterioro de la democracia y los brutales atentados contra la inteligencia del pueblo.
En este enredo de intereses y pasiones resulta alentador que Enrique Agüera Ibáñez haya declinado a la postulación por la candidatura al Senado de la República. No importan los motivos de su decisión. Lo que interesa son los efectos que propiciará el hecho, ya que el rector concluirá la gestión para la que fue electo. Y lo hará con las siguientes ventajas:
*La Universidad Autónoma de Puebla seguirá autogobernándose (trascendió que con la salida de Agüera el gobernador podría controlar la vida universitaria). No habrá mano negra pues, y menos aun extraña o ajena en la sucesión que viene. Prevalecerá la convivencia política y académica que ha mantenido en paz a la BUAP. Con ello se evita el regreso de la inestabilidad cuyo espectro ahí está, detrás de las intenciones de control gubernamental.
*Continuará el desarrollo de la Institución considerada en México como la principal impulsora de la cultura y con posibilidades de serlo en el área de la tecnología, la ciencia y, por ende, de las patentes, esquema éste que detonó las economías de China y la India, por ejemplo. Por ello, supongo, la creación e impulso de la Ciudad de la Ciencia y el Conocimiento.
*Se afianzará el empuje que el rector y su equipo han dado a la vida académica y financiera para que en algunas de sus áreas la Universidad poblana sea considerada como una de las mejores de América Latina, galardones que, según se ha publicado, cuentan con el reconocimiento y aval de sus pares.
Ahora veamos cómo contrasta la realidad política auspiciada por la falta de interés cultural o el exceso del pragmatismo, actitud donde está ausente el talento que propicia la cultura, precisamente. O parafraseando a Paz, el espacio saturado de la demagogia impregnada de los barbarismos que retratan de cuerpo entero a varios de los aspirantes a cargos de elección popular, con los cuales iba a departir y competir Enrique Agüera.
La formación de casi todos los aspirantes dista mucho de ser la mejor para comprender los problemas de México. Algunos se han hecho bajo el calor de la política chicharronera: su carrera pertenece al padrino que los impuso, formó, financió, impulsó e incluso los hizo ricos y socios de negocios turbios. Otros, los menos, son producto de lo que eufemísticamente se llama “cultura del esfuerzo”, empuje que por obvias razones los mantuvo lejos de las lecturas formativas. Entre ellos hay alguno que, aunque usted no lo crea, prometió convocar a una consulta pública para ver si se derogaba la Ley del Talión. En fin.
En ese ambiente estuvo a punto de, valga la expresión, caer el rector de la BUAP para alejarse de su alma máter y todo lo que representa la vida académica. Y así, intuyo que preocupado, quedar en las manos de quienes antes de llegar al poder lo consideraron un poderoso enemigo al cual había que eliminar, primero desprestigiándolo y después...
Como ve, se salvó Enrique Agüera… y también la Universidad.
Twitter: @replicaalex

jueves, 19 de enero de 2012

¿El periodismo en la picota?


Por Alejandro C. Manjarrez
En una interesante conversación con mi colega Jesús Manuel Hernández, coincidimos en que algo raro ocurre en el entorno del gobernador de Puebla, el ahora sobreexpuesto Rafael Moreno Valle Rosas.
Entre las ideas y opiniones vertidas en esa mesa de trabajo-comida, se me ocurrió (y así se lo dije a Jesús Manuel) compartir con él y los lectores lo que se conoce en la “Nube” como los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels. La razón: el parecido entre aquello y lo actual.
Va pues esta parte de la cosecha del análisis periodístico para que usted la analice y decida hasta dónde llega la similitud. (Si ya los leyó puede volver a leerlos.)
Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.
Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario (o crítico) responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario (o crítico) nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
Principio de la silenciación. Acallar aquello sobre lo que no se tiene argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario o apoyan la crítica, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente sobre la idea de que se piensa como todo el mundo, creando impresión de unanimidad.
Dice uno de los analistas del método citado:
“Es realmente sobrecogedor ver lo vigente que sigue hoy en día este decálogo (+ 1) de propaganda nazi. Es más, el sistema político de algunos países se hundiría de no ser por este famoso decálogo…
“Todo está preparado para que nos preocupemos más en problemas aparentes que unos pocos desean que se conviertan en nuestra principal preocupación, en lugar de preocuparnos por cosas que nos afectan a todos directamente en mucha mayor medida…
“Con esto también se consigue que nuestros políticos recorten alegremente los derechos por los que tanto lucharon nuestros padres y abuelos mientras se lo agradecemos con efusivos aplausos. Como decía la reina Padmé Amidala: ‘Así muere la democracia, con un estruendoso aplauso.’”
Pero contra semejante sentencia sacada del clásico del cine “La Guerra de las Galaxias”, hay otra que enarbolarían los abuelos basándose en la paráfrasis de la frase que es la esencia de la libertad de expresión, palabras que pronunció el constituyente Francisco Zarco: “Mientras exista la libertad de prensa, existirán las otras libertades”, incluso la de equivocarse y remachar sobre el error, siempre y cuando esto no lo haga el gobernante.
En fin, a pesar de la opinión de los jilgueros del poder político, la prensa en Puebla se ha ido fortaleciendo en la medida en que se le ha atacado. Sin embargo, hay que reconocer que en alguna forma tuvo éxito el plan goebbeliano ya que en sólo once meses el gremio periodístico acabó dividido en dos grupos: el sometido y por ende dirigido por el gobierno, y el otro cuyo empeño es seguir el código de ética formado por el tiempo y la inteligencia, actitud ésta que resumo en las siguientes líneas, también parte de la “Gran Nube” y, en consecuencia, del dominio público:
El periodista debe contar con ciertas habilidades para el buen desempeño de su labor, tales como espíritu crítico, objetividad, potencial analítico, facilidad para hacerse entender, elocuencia, capacidad reflexiva, capacidad de observación y percepción social; habilidad narrativa, capacidad para trabajar en equipo y bajo presión; capacidad de liderazgo, sociabilidad y cultura, entre muchas otras características. Y lo más importante para no transgredir estos sí que principios: no venderse y menos aun alquilarse a ningún tipo de gobierno.
Dicho lo anterior sólo me queda una pregunta: ¿le venderían el plan Goebbels al gobernador Moreno Valle?
Twitter: @replicaalex

martes, 17 de enero de 2012

Gobernante con lustre


Por Alejandro C. Manjarrez
A estas alturas nadie puede negar que el gobierno de Puebla haya impulsado la construcción de obras espectaculares. Es el estilo del mandatario en turno quien, según parece, busca convertirse en un personaje digamos que histórico.
Sin embargo, en el esquema adoptado por Rafael Moreno Valle, existe un problema grave que podría afectar su ambicioso proyecto político. Me refiero a que en semejante empeño parece estar ausente la calidad humana que por obligación y sentido común deben adoptar los gobernantes de cualquier nivel, e incluso, de cualquier país (debería seguir el ejemplo de su maestro Melquiades Morales Flores). Una muestra de ello podría ser la disminución de los salarios de la burocracia poblana; otra, la desaparición de los bonos de productividad; una más, el recorte de personal cuya justificación oficial fue y sigue siendo lo abultado del gasto corriente; y la cuarta, la eliminación de constructoras poblanas, determinación basada en que “no tienen capacidad técnica ni capital suficiente” para afrontar los retos de la obra pública planeada por el gobierno del estado.
Le he dado vueltas al tema tratando de encontrar el fundamento de esas decisiones que afectan a la clase media trabajadora y en muchos casos a las empresas poblanas, fenómeno que –diría un economista no rebuscado y menos aún campanudo– disminuye la capacidad de compra y reduce el circulante en perjuicio del comercio organizado. Lo único que se me ocurrió fue lo que dije en la entrega pasada basándome en la cita de Jorge Volpi (Leer la mente, Ed. Alfaguara): “La literatura no sirve para entretenernos ni para embelesarnos. Nos hace humanos”. Ahora me explico.
Si los que tienen en sus manos el futuro de la sociedad no leen mas que libros utilitarios como El arte de la guerra, es obvio que perdieron su sentido humano y también el humanista, además de vivir alejados de la cultura. Para ellos todo gira en torno al triunfo personal o al sistema económico globalizado que tantos descalabros ha sufrido. Se niegan a consentir que –según lo afirman los gurús de la economía razonada– el capitalismo debe socializarse, teoría (la capitalista) que no cabe en el manejo del dinero público.
Digo y cito que la literatura nos hace humanos porque en muchos casos encontramos en ella la expresión escrita donde suele manifestarse el conocimiento y la cultura de algún autor erudito, que por serlo ya comprobó el efecto positivo de sus llamémosle teorías, historias, tramas, ficciones o argumentos. Sobran los ejemplos ya que esta no es una columna de corte cultural. No obstante, insisto en que si los gobernantes leyeran literatura, aprenderían a escuchar al pueblo antes de que éste manifieste sus estridentes protestas, gritos y mentadas que sacan de quicio y del cargo a los presuntuosos y presumidos políticos.
Pero como ya no es tiempo para adquirir esa costumbre formativa, lo que les queda a los políticos en el poder (los que usted conozca, incluido Moreno Valle) es rodearse de asesores y consejeros cuya función sea, precisamente, la de ilustrar a quienes sólo tienen el lustre que dan los cargos públicos. Pero no para convertirlos en conferencistas magistrales, que conste, sino para que entiendan que sólo son mortales, tanto o más que los indígenas utilizados como estadística gubernamental. En fin.
Lo paradójico del último anuncio de recorte en los salarios de la burocracia estatal (por el momento olvidémonos de los despedidos cuya preocupación es dar de comer a sus hijos), está en que el argumento oficial choca con el dispendio (o si usted quiere inversión) que produjo la propaganda del Primer Informe de Gobierno. A ello súmele el costo de la parafernalia que rodea al titular del poder Ejecutivo, incluido el equipo aéreo, la remodelación del hábitat (Casa Puebla) y todo lo demás que sirve para hacer “productiva” la función del gobernante.
Todas estas circunstancias pasarían a segundo término si el doctor Moreno Valle Rosas fuese un poco más humano. Como parece serlo su mano derecha, o sea su cuñado y operador político, Fernando Manzanilla Prieto. De esto que podría inspirar a un novelista y literato le contaré en la siguiente entrega.
Twitter: @replicaalex

domingo, 15 de enero de 2012

La congruencia del gobernador


Por Alejandro C. Manjarrez
Después de un año de ejercer el poder, Rafael Moreno Valle ha confirmado que es un tipo congruente y por ende predecible; un moderno guerrero cuyos objetivos giran en torno a la conquista del poder. Hace lo que predica y se vale de cualquier medio para lograr sus fines. Esto lo saben (y a veces hasta lo han sufrido) sus colaboradores cercanos y beneficiarios del afecto o recipiendarios de la hostilidad, digamos que fraternales.
De esa congruencia podrían hablarnos dos ex gobernadores. Me refiero a Melquiades Morales Flores y a Mario Marín Torres. El primero, cómplice político de Rafael; y el segundo, su enemigo de clase y hasta de costumbres.
Acción y consecuencia
La carrera política de Rafael Moreno Valle tiene dos interesantes facetas. Una es la complicidad común en la política. Y la otra el antagonismo que va de la mano de las ambiciones de poder. Son actitudes que sin habérselo propuesto impulsaron o avalaron los ex gobernadores mencionados. Al recordarlas comprobamos lo que apunto en el primer párrafo: la congruencia de Moreno Valle.
Ya lo he dicho pero es necesario repetirlo: Melquiades fue seducido por la personalidad y empeños laborales del doctor (así le decía), cuyo nombre y antecedentes familiares tenían reservado un espacio en el gran corazón del entonces titular del poder Ejecutivo del estado de Puebla. De ahí que éste lo adoptara como alumno político, y que desde el inicio de su relación profesional haya decidido encauzarlo para que lo sucediera en el cargo. No obstante su empeño, falló la estrategia debido a que se opuso Mario Marín Torres, quien tuvo a bien presionar a Melquiades (y puede ser que hasta chantajearlo) basándose en los antecedentes que le conoció cuando colaboró con él (fue su secretario particular). Así pues, lo que se tradujo en una lucha intestina concluyó con un pacto de caballeros: Mario ofreció a Rafa (quizá con el testimonio de Melquiades) desde la diputación local incluido el liderazgo del Congreso, hasta el escaño federal que en automático habría de llevarlo al Senado de la República, trayecto amparado en las siglas del PRI.
Después ocurrió lo que usted y todos sabemos: Marín le vio la cara a Moreno Valle y no cumplió lo pactado. Por ello Rafael tuvo que emigrar al PAN y afiliarse al grupo de Elba Esther Gordillo, sabedor del poder político que tenía (y aún conserva) la controvertida y habilidosa líder magisterial. Fue cuando Rafa puso en práctica su poder de seducción o empatía para conquistarla y validar lo que apunto arriba: el espíritu del guerrero que busca hacerse del bastión sin importar los métodos que tenga que utilizar.
La presencia personal y familiar de Melquiades Morales, podría ser un excelente ejemplo de la congruencia de Rafael que, como lo hemos visto, ha reciprocado a su ex jefe todas sus bondades, incluido desde luego el modesto perfil electoral que Melquiades adoptó en la pasada contienda federal. Gracias a ello, Moreno Valle pudo ganar la elección constitucional que lo llevó al Senado, su plataforma para la gubernatura.
Igual podemos decir respecto al también congruente encono morenovallista, tirria que a pulso se ganó Marín Torres cuando decidió no cumplir el trato consistente en apoyar a Rafael para que éste fuera quien lo relevara en el gobierno (con la marca del PRI, obvio). En pocas palabras, se burló de él y lo marginó del proceso para elegir candidato al Senado de la República.
Dejo a Melquiades y su cosecha de lealtad y congruencia. Y voy a lo que por predecible no tenía por qué habernos sorprendido:
La dulce venganza
En las entrelineas sobre las negociaciones de gobernabilidad que llevaron a cabo Valentín Meneses y Fernando Manzanilla, salió a relucir otro convenio o pacto entre Mario Marín y Rafael Moreno Valle, acuerdos aderezados con la influencia de la maestra Gordillo. Trascendió que hubo una especie de tregua para lograr la transición tersa y pacífica, acuerdo que produjo la siguiente declaración. “No habrá cacería de brujas”.
Y no la hubo hasta que reventó la olla de presión donde se fueron guardando los movimientos heterodoxos con factura marinista. Una buena oportunidad para que Rafael demostrara su congruencia. Y una mejor ocasión para poner en práctica el pragmatismo que distingue al gobierno poblano.
Como es del dominio público, la administración gubernamental anterior funcionó cual pulpo cuyos tentáculos se encargaron de llevar a la cabeza todo tipo de cosechas. Uno de esos brazos fue precisamente el ex secretario de Salud, primer apéndice cercenado, quizá el menos ostentoso en lo que se refiere a la “riqueza inexplicable”. Lo curioso es que en este caso la ley haya operado poco antes del Primer Informe de Gobierno para hacer de la noticia un tema de propaganda política, lo cual también entra en el rango de la congruencia morenovallista.
Basándome en lo que usted acaba de leer, lo que viene, lo predecible, podría ser un poco más escandaloso siempre y cuando el gobierno ampute otros tentáculos mucho más espectaculares que el “modesto” Alfredo Arango García, a quien, por cierto, parece habérsele negado la cultura y las lecturas sobre las historias de Puebla (recordemos a Luis Cabrera cuando respondió al funcionario que le pidió pruebas de su dicho: “Lo acuso de ratero no de pendejo”.)
Concluyo esta entrega con las palabras de Jorge Volpi (Leer la mente, Ed. Alfaguara), mismas que parecen dedicadas a los políticos congruentes sí, pero negados a cultivarse:
“La literatura no sirve para entretenernos ni para embelesarnos. Nos hace humanos”.
Un buen tema para la próxima.
Twitter: @replicaalex

jueves, 5 de enero de 2012

Políticos émulos


Por Alejandro C. Manjarrez
La mayoría de los políticos son como los émulos cuyas reacciones orientan a los especialistas de la publicidad. Esto porque siguen el ejemplo de quienes imponen la moda y, en consecuencia, marcan la directriz. He aquí la relación:
Si alguien pide a cualquier político citar uno de sus libros de cabecera, es casi seguro que responda orondo que leyó El arte de la guerra de Sun Tzu. Ello porque alguno de sus paradigmas presumió de haberlo hecho.
(Lo curioso es que el autor referido, general y mercenario –si acaso es cierta su existencia–, vivió hace 2 mil 400 años, cuando las guerras eran cuerpo a cuerpo y ¡no existían las redes sociales!)
El colmo de los políticos émulos, es que además de apoyarse en el mito del chinito para elaborar sus sesudas estrategias de gobierno, acuden a otro libro, el de Robert Green (Las 48 leyes del poder), cuyo contenido anecdótico también gira en torno del mito o la leyenda que se ha ido degenerando conforme las historias orales pasan de boca en boca; ninguna de ellas, que conste, apegada a los tiempos actuales donde la comunicación ha roto las barreras que otrora permitían la existencia de los cuentos y las fábulas, costumbre que para bien o para mal acabó por tergiversar hechos reales dándoles tres efectos; a saber:
El malo: ya no hay manera de sacar del error a esos políticos que repiten y vuelven a pensar en lo mismo: aplicar a pie juntillas las “recomendaciones” absurdas unas y perversas las otras, muchas de ellas transcritas en las tarjetas que les pasan sus asesores.
El peor: los gobernados padecen el mandato que ellos otorgaron a esos modernos guerreros dispuestos a aplastar al enemigo.
El deplorable: en el momento en que algún intelectual, escritor, periodista, ciudadano crítico, adversario o empresario alebrestado resulta incompatible con el proyecto político del gobernante ambicioso o pueblerino, éste enardecido y estridente pega el grito en el cielo: “¡Aplástenlo! ¡Que nunca más vuelva a causarme problemas!” Los “sirvientes” (porque eso son) acatan sin rechistar la orden y dedican su tiempo laboral (que por cierto pagamos los causantes) a buscar la forma de aplastar o incluso desaparecer del mapa social al disidente que alteró el estado de ánimo del patrón.
Dejo para otra ocasión los ejemplos a la mano; empero, hoy comparto con el lector estas dos perlas: la primera que corresponde al libro de Sun Tzu, y la segunda que es la “Ley número 15” de la recopilación que hizo Green, el autor que, según él dice, sufrió en carne propia la perversidad de los políticos con poder:
Inspiración Sun Tzu:
“Existen cinco clases de espías”: el espía nativo, el espía interno, el doble agente, el espía liquidable y el espía flotante. Cuando están activos todos ellos, nadie conoce sus rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante. Los espías nativos se contratan entre los habitantes de una localidad.  Los espías internos se contratan entre los funcionarios enemigos.  Los agentes dobles se contratan entre los espías enemigos.  Los espías liquidables transmiten falsos datos a los espías enemigos. Los espías flotantes vuelven para traer sus informes”.
Interpretación Robert Green:
“Empezando por Moisés, todos los grandes líderes de la historia sabían que era necesario aplastar por completo al enemigo al que temían… Si se deja encendida una sola brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a desencadenarse un incendio. Se ha perdido más por una aniquilación a medias que por una exterminación total: el enemigo se recuperará y buscará venganza. Destrúyalo por completo, no sólo física sino también espiritualmente.”
Ni modo, con esas mulas tenemos que arar.
Este es, pues, un tema que puede dar mucha tela de donde cortar porque incluye la tradicional lucha de dos digamos que facciones, la que forma el pueblo cuyas armas son la razón y el tiempo, y la que fabrica el político valiéndose del poder y sus delirios de grandeza. De ahí que la sociedad tenga que usar su razón y tiempo para defenderse del gobernante, y que éste se valga de la estructura y del presupuesto oficial con la intención de llevar agua a su molino y eliminar a sus rivales, acciones las dos que iré relatándole conforme se presente la oportunidad.
Con esta reflexión regreso a la actividad periodística deseándole al lector que el 2012 le traiga muchas sorpresas agradables, a pesar de la política y de los políticos.

Twitter: @replicaalex